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LA COMEDIA HISPÁNICA

A principios de los años 70 se continuaba apostando por fórmulas de éxito ante la inestabilidad de la industria cinematográfica. Entre las formulas más comerciales destaca la comedia hispánica sexy, comedia zafia o "landismo" - del nombre del actor Alfredo Landa- género que se consolidó definitivamente en la segunda mitad de la década. Este tipo de comedia satirizaba el supuesto liberalismo sexual del español medio, 'perennemente acuciado por su desbordado apetito sexual y por cierto complejo de culpa en su relación con los otros, que supera a base de una enorme caradura.' (Torreiro en Gubern). Este liberalismo se abordaba sobre la base del creciente turismo extranjero que llegaba a las costas mediterráneas así como sobre los viajes que los españoles realizaban al extranjero.

El punto de vista se centra en la dificultad masculina de superar la tentaciones de las extranjeras respetando los límites conservadores a los que durante tantos años habían estado expuestos. De este modo, la insinuación y la apariencia se convierten en líneas argumentales de casi todas las películas, siempre con un largo reparto de personajes que pasan por todo tipo de situaciones cómicas, salpicadas de frustraciones y represiones, e historias grotescas.

Desde que encarnara al macho ibérico en No desearás al vecino del quinto (1970), Alfredo Landa repetirá este papel en numerosas películas de la época. En Lo verde empieza en los Pirineos (1973), se retrata una de las costumbres nacionales más encumbradas, la peregrinación al sur de Francia para ver películas prohibidas en España.

Otras películas de la saga son La ciudad no es para mí y Pero... ¡en qué país vivimos!.

LA COMEDIA ERÓTICA

Bajo este formato de comedia, aparece un subgénero que ofrece los primeros desnudos del cine español. Estas nuevas 'comedias eróticas' parecen competir con otras películas eróticas que aparecen en Europa contemporáneamente. Las más destacadas son La lozana andaluza (Vicente Escrivá, 1976), Niñas al salón (1977), 40 años sin sexo (Juan Bosch 1978), El liguero mágico (Mariano Ozores ,1980), El periscopio (José Ramón Larraz 1978), Polvos mágicos (1979). En este aperturismo destacan directores como Ramón Fernández, Mariano Ozores, Vicente Escribá o Pedro Lazaga.

Durante los 80, y especialmente después de 1982, este tipo de comedias fue perdiendo terreno por diversos motivos. Entre ellos hay que destacar la Ley Miró que sólo proporcionaba ayudas económicas a proyectos de calidad. Asimismo, se podía ver cine porno en Salas X, por lo que el género fue perdiendo interés.

LA COMEDIA DE DERECHAS

Esta comedia toma prestado tanto el formato como la producción propias de las comedias hispánicas, pero cambia el punto de vista a tópicos políticos. El director más representativo de la comedia ideológica es Mariano Ozores con las películas ¡Que vienen los socialistas! (1982), una crítica de las posibilidades electorales de los socialistas en 1982 y Todos al suelo (1982), una apología del tejerazo, frustrado intento de golpe de estado en 1981.

Estas películas satirizaban y arremetían contra la situación política del momento, desde una posición nostálgica ante la pérdida de la legitimidad de la soberanía franquista. Aunque sociológicamente pudiesen ser documentos, parciales, de los principales eventos de la transición y los primeros años del gobierno socialista, a veces podía revelar verdaderas ofensas y prejuicios contra la democracia.

A la serie iniciada por Ozores, le siguieron otros directores, como Rafael Gil, que adaptó varias novelas de Fernando Vizcaino Casas, novelista de ultra-derecha....Y al tercer año resucitó (1981) y De camisa vieja a chaqueta nueva (1982).

Los films ideológicos de la extrema derecha no tuvieron mucho éxito y con el tiempo se fueron extinguiendo con más pena que gloria.


Otro subgénero dentro del género comedia es el de parodia histórica. Destacan Cristobal colón, de oficio descubridor (1982) y el de parodias de programas televisivos de gran éxito, como Martes y Trece (Javier Aguirre, 1982).


LA TERCERA VÍA

El género de la comedia también fue utilizado por algunos directores como vehículo de crítica social. Así, estos trabajos intentaron desarrollar historias más realistas que trataban con temas sociales. Esta alternativa se conoció como 'tercera vía', en la que también se aprecio una mejora creativa en la narración y en la propia imagen.

La fórmula consistía en combinar profesionales progresistas, como José Luis Garci, Antonio Drove y Ana Belén, con colaboraciones de destacados cantantes como Paco Ibáñez, para alejarse del cine comercial populista y de las producciones de autor. Se trataba de un cine moderadamente osado, que intentaba explotar el sexo sin complejos en un ambiente de derecha civilizada.

Este tipo de películas tiene su origen en la producción de José Luis Dibildos de Españolas en París (1968), Vida conyugal sana (1973) de Roberto Bodegas, Tocata y fuga de Lolita (1974) y Mi mujer es muy decente dentro de lo que cabe (1974) de Antonio Drove y La mujer es cosa de hombres de Jesús Yague.

Por su parte José María Cuevas produjo a Manuel Summers en Adiós, cigüeña,adiós(1970), El niño es nuestro (1972), Ya soy mujer (1974) y Mi primer pecado (1976). Otras producciones incluyen las producciones de Jaime de Armiñán Mi querida señorita (1971) o ¡Jo, papá!(1975).

Otras películas situadas en este terreno son La menor (1976), de Pedro Masó y Asignatura pendiente (1977), Solos en la madrugada (1978) y Las verdes praderas (1979), de José Luis Garci entre otros que abordarán historias sobre temas que hasta la fecha era imposible abordar, así como el trabajo que llevan a cabo los jóvenes empresarios y la convivencia de generaciones diferentes, los amores que surgen...

EL ESPERPENTO NACIONAL

Ya asentada en tiempos franquistas, la tradición esperpéntica explotaba el humor negro español junto con la vulgaridad y el mal gusto. Arraigada en otros campos tales como la literatura, el arte y el drama, se comenzó a explotar fílmicamente en los 50 y 60 con la figura de Berlanga, Fernán Gómez y Ferreri. Durante los 70 y los 80 se mantuvo y se desarrolló siempre bajo la dirección de Berlanga.

Bien famosa es su trilogía de la decadente aristocracia española representada por la familia Leguineche en La escopeta nacional (1977), Patrimonio nacional (1980) y Nacional III (1982). La familia protagonista, los Leguineche, son una familia monárquica de clase media que a la vez muestra síntomas de corrupción.

Otro director que adoptó un humor similar para sus películas es Carles Mira, y Con el culo al aire (1980) y Jalea Real (1981).

En esa vena esperpéntica también se mueve García Sánchez y Las Truchas (1977), Francisco Betriu (1974) La furia española, La viuda andaluza (1976) y Los fieles sirvientes (1980).

NUEVA COMEDIA ESPAÑOLA

En medio de un clima de recesión económica, a finales de los 70, principios de los 80, jóvenes directores noveles irrumpieron en el mercado haciendo frente a la escasez de ayudas económicas creando cooperativas propias con la ayuda de amigos y familiares.

Así pues la imaginación y la experimentación cinematográfica dieron lugar a nuevos temas y personajes en el contexto del nuevo orden social. Esta nueva tendencia de comedia, incorporaba muchos de los elementos de las tempranas comedias de costumbres, apostando por un género más desenvuelto y generacional.

La nueva comedia, o comedia madrileña, como la definieron algunos, se caracterizaba por tener como protagonistas a jóvenes progresistas, entre 20 y 30 años, de ideología socialista, que presentaban dificultades para adaptarse a la nueva realidad social y política, a una nueva sociedad liberal en la que quedaba poco por lo que luchar. Situadas en ambientes urbanos (Madrid y Barcelona), problemas afectivos, encuentros sexuales casuales y consumo de marihuana son el telón de fondo de una vida diaria lejos del hogar familiar, tema recurrente de las películas de los 70. Por el contrario, no se trataba de reclamar un pasado robado a sus protagonistas durante la dictadura, sino de explorar las nuevas posibilidades que la democracia brindaba a la juventud y las diferentes formas de afrontarlas. Aunque la realidad era que se trataba de un formato idóneo para lanzar una mirada distante a una realidad democrática que ya comenzaba a distar de las ilusiones que en ella se habían puesto.

Además de las distinciones linguísticas, en un claro estilo coloquial nunca imaginado antes, se entreveía un nuevo lenguaje fílmico, en el que la libertad de expresión y acción de los personajes daba lugar a la improvisación y el sonido directo reemplazaba al doblaje de posproducción.

Fernando Colomo se lanzó al ruedo con Tigres de papel (1977) y continuó con ¿Qué hace una chica como tú en un sitio como éste? (1978), Estoy en crisis (1982). Asimismo, Fernando Trueba debutó con Ópera prima (1980)y José Luis Cuerda, con Pares y nones (1982).

Alberto Bermejo trató temas similares en Vecinos (1982) y Francesc Bellmunt incorporó estos elementos en L'orgia (1978), Salut i forca al canut (1979) y La quinta del porro (1980).

Películas como Tigres de papel y Ópera prima, aunque producidas con poco dinero y rodada en interiores, fueron grandes éxitos en la democracia, quizá porque representaban muy bien el sentir de su audiencia: la posibilidad de expresar su opinión y sentirse parte de su generación.


LA MOVIDA MADRILEÑA

Otro tipo de comedia con un toque más 'underground' y con numerosas referencias teatrales y marginales es la que pone en marcha Pedro Almodóvar. Su primera película Pepi, Luci y Bom … y otras chicas del montón (1981), buena dosis de provocación y surrealismo, le convertirá en un director controvertido que gustará tanto como disgustará al sector juvenil.

La provocación y la ironía serán el eje principal de la temática social que abordará en sus películas. Poco a poco sus planteamientos le dotarán de un estilo muy peculiar y diferenciado del resto de los directores y le convertirán en el representante de la movida madrileña. Sus ataques a las convenciones afectivas y su representación irreverente de las instituciones españolas, como la policía o la Guardia Civil, así como la idiosincracia de sus personajes, serán sus verdaderas marcas de estilo.

Aunque cronológicamente pertenece a la generación del 75, sus temas e impronta estilística se puede encuadrar más en la siguiente generación, y su cine no arrancará hasta principios de los 90.

A pesar de considerársele controvertido y provocador, su primera película fue un éxito de público y pronto rodó su segunda, Laberinto de pasiones (1982).