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Este género se caracteriza por la poca referencia a hechos y personajes en presente entre 1977 y 1982 y por una recuperación de la memoria histórica.

Entre los escasos films que abordan frontalmente el complejo presente de aquellos días figuran, el díptico formado por No se os puede dejar solos y Atado y bien atado, que se estrenó con el título Después de ... (1981) de Cecilia Bartolomé e Informe General.

Camada negra (1977) de Manuel Gutierrez Aragón, es una denuncia sin paliativos del fascismo rampante, como tambien será una clara denuncia de la tortura y de los grupos de incontrolados ultraderechistas Los ojos vendados (1978) de Carlos Saura. Con uñas y dientes (1977) de Paulino Viota, narra con rigor la historia de una huelga fracasada y huye de toda complacencia y gratificación al espectador. La criatura (1977), El diputado (1978) y Miedo a salir de noche (1979), son tres muestras del cine comprometido y sin complejos de Eloy de la Iglesia.

Pero la parte más importante de esta etapa de transición la componen esas películas que abordan la Historia como tema central, algo que se comprende tras casi cuatro décadas de secuestro de la memoria de una gran segmento de la población, la derrotada en la Guerra Civil, prácticamente ausente del cine español, y de la necesidad de explicar un país que parecía un rompecabezas. Así pues muchas son las películas que emplean como referente temporal los años de la República, la Guerra Civil y hasta las dos primeras décadas del franquismo.

Sin embargo, y tal como expresa Monterde en Gubern: ' ... en la mayor parte de los casos podemos hablar mucho másde un cine del reconocimiento que no del conocimiento, es decir, de un cine que no pretende tanto la reflexión como la adhesión, el reencontrar lo familiar ya conocido por encima de cualquier enriquecimiento, el reafirmar lo ya sabido frente al esfuerzo de abrir nuevas vías de comprensión ante la realidad vivida'.

El interés por la Historia arranca pronto, así es el caso de Pim, pam, pum ...!Fuego! (1975) de Pedro Olea, que continúa con este enfoque con Un hombre llamado Flor de Otoño (1978), estrenada en catalán y que cuenta el caso real de un abogado barcelonés, anarquista y homosexual, que en los años 20 ayudaba clandestinamente a los obreros, mientras por las noches, se transvestía para actuar en un cabaret de mala nota. El film, se inscribe en la línea de reinvidicación de una imagen satisfactoria de la diversidad sexual.

Otros, vendrían de la mano del cine catalán con films como La ciutat cremada, Companys, procés a Catalunya o Las largas vacaciones del 36.

Sería muy difícil hacer una lista de todas las películas de esta época en las cuales la Historia es a la vez coartada y tema, ya que en un gran número de ellas el pasado terminó presentado ya sea como fondo o como anécdota. Sin embargo, destacan algunos que toman la Historia como tema principal.

Los días del pasado (1977) de Mario Camus, fue una de las primeras películas en recuperar la memoria de los militantes de la izquierda radical, comunistas o republicanos, que se lanzaron al monte, una vez terminada la Guerra Civil, para seguir allí una desesperada guerra de guerrillas, contra los cuerpos represivos del franquismo.

En otros casos, en cambio, el recurso al pasado sirvió de coartada para hablar del presente. Es el caso de El crimen de Cuenca (1982) y de La verdad sobre el caso Savolta (1978) de Antonio Drove, adaptación de la novela de Eduardo Mendoza.

Pero como ya se menciona, el pasado también servirá de tema de fondo para otra serie de prácticas fílmicas muy diferentes a las anteriores. Así podemos encontrar el ternurismo desconsolado de José Luis Garci Asignatura pendiente (1977) y Solos en la madrugada (1978), ambientadas ligeramente en el pasado, en los días de la legalización del PCE, hasta la evocación, de raíz hondamente literaria, de La placa del Diamant (1982) de Francesc Betriu, pasando por el rigor autoral de uno de los grandes valores del cine del tardofranquismo. Gutierrez Aragón debutó de la mano de Querejeta con Habla, mudita (1973), siguió con Camada negra y continuó con Sonámbulos (1977), o cómo vivió el juicio de Burgos la generación del cineasta, Gcontinuó con El corazón del bosque (1979) y Demonios en el jardín (1982).