Adaptaciones
literarias
Ante
la búsqueda de una rentabilidad añadida, y
tras el boom del destape sexual, las adaptaciones de obras
clásicas de la literatura hispana del periodo empezaron
a reverdecer.
Así
hubo adaptaciones de El libro del buen amor (1974),
de La regenta (1974) y de Jardín Umbrío
de Valle Inclán, ambas de Gonzalo Suárez,
de La Celestina (1973), de La lozana andaluza
(1976), de El buscón (1974) y de Tormento
(1974).