cronologia de la transicion politica cronologia del cine
 

 

 

 

 

 

Tras la muerte de Franco, la industria cinematográfica española atravesó una gran crisis: una crisis económica ya que el filón comercial de los años 60 y del tardofranquismo parecía tocar fondo, y una crisis de creatividad por la falta de una legislación aperturista que permitiese a los directores hacer el cine que ellos deseaban.

El periodo del tardofranquismo y el comienzo de la apertura democrática fueron, al igual que en el terreno político, bastante contradictorios. Por una parte, la aparente relajación de las leyes censoras permitió utilizar temas sexuales con el fin de convencer a la audiencia del aperturismo del gobierno. Por la otra, esta relajación chocó con la estrecha vigilancia a la que películas de contenido político estaban sometidas.

Esta dualidad, propia de la época, va a dar lugar a un cine muy diverso que, de un lado, mantiene los géneros comerciales que aseguraban tanto el éxito como la financiación de las películas producidas, y de otra, se atreve con nuevos géneros, en muchos casos contestatarios, que presentan nuevas formas de narrar y de atraer al público en la mayoría de los casos con poca financiación pero muchas ganas de experimentar.

En definitiva, los cambios sociales y políticos de la sociedad española fueron llevados a la pantalla en un intento de llegar a un nuevo público que ya había experimentado el cambio sociológico y buscaba nuevas formas narrativas que explicasen el silencio brutal y la censura de las últimas décadas en España.

Ante la prolífica producción de esta época, este sitio recoge de una forma somera la producción del periodo inmediatamente posterior a la muerte de Franco. Por periodo de transición se va a entender el que va de la muerte de Franco, en noviembre de 1975, hasta la victoria socialista en las elecciones de octubre de 1982, que marca el comienzo de la consolidación democrática. Por razones de espacio, los años anteriores a esta fechas no siempre se incluyen, aunque son claves para entender el proceso.

Al hablar de géneros y subgéneros en el cine de la transición se presenta un problema. Muchas de las películas de esta época, por su temática o formato, se pueden ajustar a más de una categoría. Según Manuel Trenzado, habitualmente los analistas del cine español de la época suelen hablar de 3 etapas: el postfranquismo (1974-76), la transición democrática (1977-82) y la consolidación democrática (desde 1982). Sin embargo, atendiendo a criterios tales como los modelos de políticas públicas cinematográficas estatales, se pueden distinguir en el periodo 1977-82 dos fases: transisición política (1977-80) y el desencanto (1980-1982). Imbert habla de una tercera división: la concertación desde el intento de golpe de estado de febrero de 1981 hasta la victoria socialista de octubre de 1982.

Géneros y subgéneros

Una de las corrientes más prolíficas en cuanto al número de films producidos así como la cantidad de directores que la siguieron fue el cine de autor o cine de oposición, caracterizado por un discurso antifranquista y por la variedad de estilo al que recurre para alcanzar los intereses del espectador. La nónima de los realizadores y las películas producidas vienen ya de la época anterior a la muerte de Franco, por lo que es difícil reproducirlas todas. Autores como Carlos Saura, Víctor Erice, Gutiérrez Aragón o Jaime Chávarri, entre otros, destacan en esta corriente.

Otros cineastas se preocuparían más por recuperar la memoria histórica de España, tan oculta y tergiversada en los años franquistas. Se impone en la segunda mitad de la época, siendo la Guerra Civil la base argumental del 90% de las películas gracias a los nuevos aires de tolerancia mostrados en la censura. En este cine histórico/político, la forma narrativa más recurrente fue la de documentales, en unos casos más realistas y en otros más de ficción, en los que se introduce el punto de vista de los directores.

Indudablemente, el cine estrella en este género fue el cine catalán, que jugó un papel importante en la recuperación de identidades regionales a través de la reconstrucción de una conciencia nacional y la afirmación de una diferencia cultural y política. El cine catalán de este periodo se presentó principalmente en formato documental, pero algunos directores se atrevieron con otros géneros que también dieron su fruto. Paralelamente, el cine vasco comenzó tímidamente su andadura gracias a la financiación de las instituciones autonómicas, aunque no alcanzaría su apogeo hasta mediados de los 80.

Aparte de estos géneros de amplitud temática y formal en le cine de la transición, y del interés por defender visiones de la historia nunca narradas en la pantalla, el cine español continuó explotando el filón de la comedia, género que ya había sido un éxito en los sesenta. Este género se explotó desde diferentes prismas: como falso género que apunta a la apertura, comedia hispánica, o landismo, cine muy específico que a través de sus personajes y sus historias grotescas intentan crear un ambiente pseudo-erótico poco efectivo, como género oportunista de tintes antisocialistas y en el que se ensalzaba los valores del Régimen, y como esperpento nacional, con Berlanga como representante.

Alejados de este filón, algunos autores apostaron por la tercera vía, cine crítico de oposición en un intento de romper con el cine comercial y de autor para presentar un cine comprometido con temas de actualidad.

Aunque no tan comerciales ni extendidos como los anteriores, se puede hablar de otros géneros con intenciones y logros diferentes. El cine negro, y las adaptaciones literarias son algunos ejemplos.